La tendencia mundial en responsabilidad corporativa abarca hoy en día no solo el aspecto social sino también la dimensión ecológica. Diferentes compañías en varios países enfocan el tema del reciclaje y el manejo de desperdicios con una conciencia progresiva referente a soluciones de corto y largo plazo. Con un creciente número de corporaciones mundiales apoyando al esfuerzo “verde”, era solo cuestión de tiempo que esta ideología formase parte de la responsabilidad corporativa ecuatoriana. Finalmente, Corporación Favorita ha tomado una posición clara con respecto al problema que el mundo enfrenta hoy en la preservación del medio ambiente, al introducir para sus compradores fundas de plástico biodegradable.
En realidad, la iniciativa tiene antecedentes porque desde hace más de 15 años Corporación Favorita (llamada hasta hace poco Supermercados La Favorita y que incluye las cadenas Supermaxi y Megamaxi) ha mantenido una iniciativa positiva hacia el medio ambiente instituyendo políticas en todas las áreas de productividad. Javier Vásquez, gerente de Mercadeo, explica que el reciclaje de papel, cartón y plástico se ha convertido en una práctica común para la corporación desde hace tres lustros. Además, el camal de Agropesa y la central de carnes mantienen su compromiso con el medio ambiente a través de plantas que procesan y limpian las aguas residuales. Desde hace tres años, la corporación consume energía limpia y propia con la instalación de una central hidroeléctrica en La Maná. Y ahora, con la utilización de fundas de plástico biodegradable, la Corporación Favorita junto a la fábrica Flexiplast se han convertido no solo en los pioneros de una medida respetuosa con el medio ambiente, sino en un ejemplo para el resto de empresas de comercialización ecuatorianas que entregan fundas a sus consumidores.
Como es sabido, el plástico es un elemento de muy difícil degradación en el ambiente. El material proviene del petróleo, es un derivado de los hidrocarburos. Se calcula que una funda de plástico podría estar sobre la superficie de la tierra un par de siglos sin degradarse, inclusive 150 años en un relleno sanitario. Entonces ¿cómo se obtiene un plástico biodegradable?
Vásquez explica que “las fundas siguen siendo a base de petróleo, pero al momento de su fabricación se les inyecta un reactivo químico que hace que las largas moléculas de carbón e hidrógeno se rompan (oxo-degradación). Estos pequeños fragmentos de plástico ya pueden ser digeridos por bacterias y producen la biodegradación”. El tema es de dominio de los químicos e ingenieros medioambientales, pero una inquietud adicional es cómo Supermaxi puede medir y definir la biodegradación de sus fundas. Vásquez sale al paso: “Las fundas cumplen las normas ASTM D882, ASTM D3826 y ASTM D6954-04. Para obtener estas certificaciones, las fundas fabricadas en el Ecuador fueron sometidas a pruebas en laboratorios de envejecimiento en Canadá. El componente químico que inicia la oxo-biodegradación es producido por EPI, empresa canadiense especializada en fabricación de este tipo de aditivos. Este proceso tomó varios meses. Una vez conseguida la certificación, procedimos a la fabricación y lanzamiento en gran escala”.
Entonces, ¿cuánto tiempo tomará a estas nuevas fundas plásticas que hoy reciben los clientes del Supermaxi en completar el proceso de biodegradación? “De acuerdo a EPI, si la funda entra en contacto con calor, luz solar o fricción, se inicia el proceso de oxo-biodegradación y, en un lapso de entre 24 a 36 meses, las fundas son oxo-biodegradadas”, responde el ejecutivo.
Las fundas son producidas en Flexiplast con aditivos canadienses. El tema se vuelve realmente impresionante cuando se conoce que Supermaxi ordena un promedio de 10 millones de fundas mensuales. Ese monto de fundas podrá volverse parte del suelo en dos a tres años, mientras las fundas tradicionales duran siglos encima de nuestro planeta.
Para realizar el cambio de fundas de plástico a plástico biodegradable, Supermaxi asume un costo mayor en 10% al de la funda tradicional. Pero, como coinciden sus ejecutivos, el beneficio en preservación e imagen es incuantificable. Por ello, todos los empaques de Corporación Favorita que pueden ser sujetos a modificación química para hacerlos biodegradables serán migrados a este tipo de plástico.
Hay una tarea pendiente sobre la que se preguntan las personas conscientes de la necesidad de contaminar menos, y es si las empresas ecuatorianas tienen políticas que desincentiven el uso de las fundas en general. Vásquez tiene buenas noticias al respecto, pues confiesa que “a la par del lanzamiento de las fundas hemos iniciado un proceso de capacitación a nuestro personal de empacadores para enseñarles a optimizar el uso de fundas. En una segunda etapa se realizará un trabajo de concientización a nuestros clientes”.
Para reducir el consumo de fundas, un mecanismo utilizado en otros países, en especial en Europa y EEUU, es vender fundas reutilizables. Sin embargo, debido a sus altos costos, Supermaxi aún no ha pensado en implementarlo en el Ecuador. Y aunque no las revelan todavía, se sabe que a futuro la empresa saldrá “con otras iniciativas que incentiven el reciclaje en cada hogar”.
El cambio es inevitable. La conciencia ecológica es hoy una realidad y una responsabilidad de todos, corporaciones, consumidores e individuos. Pensar globalmente pero actuar localmente, es la solución. El ejemplo de Corporación Favorita es válido, pero otras corporaciones ecuatorianas y los consumidores deben seguir la pauta iniciada para contaminar menos a nuestro planeta.
Publication: Revista Gestión
Provider: Editorial Gestión
Date: July 21, 2008
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